“Tanto en la adolescencia como en el climaterio puede ocurrir que sintamos lo conocido como ajeno, que nos sintamos habitadas y habitando un mundo diferente, un planeta desconocido, una galaxia extraña, lejana. [...]
Los dos son momentos vitales clarísimos, con importantes cambios físicos que lo muestran y lo señalan y que vienen acompañados de procesos internos de gran autoconocimiento y crecimiento personal. Por ello es tan importante redimensionar, de nuevo, la apropiación de esa nueva piel y ese nuevo ser en que nos vamos convirtiendo.
Revisar proyectos personales y profesionales, revisión de sueños y deseos. En esa segunda madurez hay que colocar lo que aún no ha salido a escena en nuestra vida y también hay que decidir y/o hacer el duelo por lo que ya no saldrá. Entenderlo, discriminarlo, aceptarlo, actuar… puede traer insomnio, cansancio, apatía, enfado, tristeza… y también alegría y liberación.”
Nuria Beitia nos invita mirar este momento vital, el del climaterio y la menopausia, de una forma más amplia: mirarlo –y prepararlo y cuidarlo- tanto en el futuro (previsión), como en el presente (vivencia) y en el pasado (revisión).